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viernes, 27 de mayo de 2011

Análisis: Toe Jam & Earl (MD)

¡Hola de nuevo, Retroadictos! Hago un breve paréntesis en mi día a día para comentaros uno de los títulos más originales que surgieron en los primeros momentos de vida de Megadrive, el irreverente Toe Jam & Earl. Es uno de esos títulos que inicialmente parecen raros de jugar y que acaba enganchando irremediablemente. Tuvo 2 secuelas: Toe Jam & Earl 2: Panic on Funkotron, para Megadrive y Toe Jam & Earl III: Mission to Earth, para Xbox. Creo que es de esas franquicias de SEGA que deberían rescatarse para la nueva generación de consolas, aunque tal y como están las cosas, lo veo complicado.

 Portada de la caja del juego

Pero empecemos por el principio. El juego narra las aventuras y desventuras de Toe Jam y su compañero y amigo Earl, dos alienígenas procedentes del planeta Funkotron, que se sienten los más marchosos de toda la galaxia. Este par de locos del Funky estaban dando vueltas por la galaxia hasta que se adentraron en un mar de asteroides. Earl, que estaba pilotando la nave en ese momento, jugaba a esquivarlos con el ritmo de la música. Cuando se estaba creyendo el extraterrestre más molón del Universo, apareció de la nada un mega-pedrusco que se estampó contra la nave, estropeando uno de los motores. Este hecho coincidió justo en el momento en que entraban en el campo gravitatorio del planeta que estaban sobrevolando: ¡¡la Tierra!! La nave se precipitó al vacío...


Como ya os estaréis imaginando, aquí comienza el juego. Tras el golpe, la nave ha quedado destrozada y se ha diseminado en 10 trozos por todo el planeta. ¿Cuál es nuestro objetivo? Buscar cada parte para poder reconstruirla y regresar al espacio lo antes posible.

El juego tiene lugar en fases de exploración que se aprecian desde una perspectiva cenital (esto va para los que echaban en falta algo de tecnicismos en este blog). Traduzco: la cámara se coloca en la parte superior y nos da un campo de visión bastante amplio. Las diferentes fases se rastrean caminando, lo que hace que el ritmo de juego inicialmente parezca un poco lento. Pero no os preocupéis, esto se solventa rápidamente con todas las posibilidades que tenemos a nuestro alcance.

Explorando la Tierra

Podemos controlar tanto a Toe Jam como a Earl, o si jugamos a dobles cada jugador puede controlar a un personaje. Quizá no varíe en gran medida escoger a uno u otro, pero merece la pena pasarse el juego con cada uno de ellos, ambos son muy simpáticos y chulescos, probablemente debido a ese ritmo "hey, brother" que llevan encima. En caso de que juguemos a dobles, la imagen del juego pasará a desarrollarse a pantalla partida (Split Screen) cuando los personajes no se encuentren en la misma zona.

Jugando a pantalla partida

El cartucho nos da dos opciones de juego: un mundo ya prefijado (Fixed World) o un mundo generado aleatoriamente (Random World). En el primero, las zonas por las que pasemos serán siempre las mismas juguemos el día que juguemos, en el otro caso irán variando. Para los que no lo sepáis, lo llamo cartucho porque en la cuarta generación de consolas los juegos eran como un USB gigante que había que insertar en ranura de juegos de la consola. Al menos los de Megadrive eran pequeños, pero si llegáis a ver los de la NES, que eran de la generación anterior...
  
Cartucho de Toe Jam & Earl

Para pasar de unas pantallas a otras debemos encontrar un ascensor que nos transportará hasta el siguiente escenario, todo rehogado con su correspodiente ración de jingles y efectos sonoros de estilo funky. Debemos tener cuidado en cada una de las pantallas porque tienen límites muy definidos: si nos caemos por cualquier borde apareceremos en las coordenadas correspondientes de la fase anterior, a modo de pisos. Si además tenemos la mala suerte de que en la zona que caemos tampoco hay terreno, continuaremos despeñándonos hasta que encontremos un suelo por el que podamos caminar. Igualmente podemos zambullirnos en lagos para acceder a otras zonas, pero debemos vigilar en todo momento la barra de vida, que en ese momento actuará como medidor de oxígeno e irá disminuyendo hasta que salgamos a la superficie.

Desarrollo del juego

Si hay algo que destaca en el juego por encima de todo es la recolección de regalos sorpresa. Se irán incluyendo en el inventario a lo largo de nuestro periplo por la Tierra, pero no sabemos qué contienen en su interior, es más, aparecerán con unas interrogaciones al lado. Hasta que no las abramos no descubriremos qué artículo escondían. Esto le da un toque aventurero al juego, ya que igualmente podemos conseguir unas Icarus Wings (Alas de Ícaro) que nos permitirán volar por un tiempo limitado y alcanzar zonas que de otro modo serían inaccesibles, comida deliciosa para rellenar nuestra barra de vida, una muerte instantánea, comida asquerosa, etc. La ventaja que tenemos es que una vez abierto un regalo azul con tiras rojas, ya sabremos qué contienen las cajas de la misma apariencia. A la ya mencionada muerte súbita, hay que añadir un regalo desesperante: el Randomizer, que vuelve a ocultar todos los contenidos de los paquetes, además de mezclarlos entre sí. Mucho cuidado con él.

Inventario de regalos
 
Los enemigos serán los habitantes del planeta en el que nos hemos estrellado. En general son muy abundantes, sobre todo a medida que vamos avanzando niveles. Nos toparemos con terrestres (Earthlings) de todo tipo, como hámsters gigantes encerrados en bolas, camiones de helados fantasmas, buzones come-hombres, gallos policías, manadas de empollones con gafas, señoras que nos persiguen con el carro de la compra, pequeños diablillos... como veis, una auténtica locura. Menos mal que también hay personas que nos ayudarán a lo largo del juego como un hombre disfrazado de zanahoria que adivina el contenido de los regalos desconocidos por un módico precio o el mismísimo Papá Noél, el cual dejará caer multitud de regalos si conseguimos asustarlo.

Toe Jam & Earl no dejará que os aburráis nunca, si bien es cierto que a veces peca de ser algo repetitivo. Aun así, no dejaréis de buscar las piezas de la nave, consultando constantemente el mapa de cada fase que tendremos a nuestra disposición y que irá desbloqueando las zonas por las que ya hayamos pasado.

¡Una pieza de la nave!

GRÁFICOS: Simples, lo cual no es de extrañar, ya que este juego salió en los inicios de la consola. El tamaño de los sprites es algo pequeño, las texturas son casi siempre las mismas y la paleta de colores en pantalla no es muy amplia, pero cumplen perfectamente su función. Sí es cierto que a estas alturas de la vida, se exigían unos gráficos más acordes con la época, pero eso se solucionó después en la secuela del juego, que también os recomiendo desde este blog. Los escenarios no están excesivamente detallados e incluso las animaciones de los personajes son algo toscas, pero insisto en que no es excesivamente importante para el título que estoy comentando. 
Lo puntúo con un 79 sobre 100.


SONIDO: Si hay algo que destacó a Megadrive por encima de sus competidoras fueron las melodías que se crearon para todos sus títulos: pegadizas, bien ambientadas, trabajadas,... Este aspecto fue bastante cuidado, y más si cabe teniendo en cuenta que los protagonistas del juego eran unos auténticos locos del funky. Los efectos sonoros muy bien logrados, como cuando atacan a Toe Jam y se queja o cuando se cae a una pantalla inferior y se oye el "Aaaaaahhh...!!" de la caída. Geniales. Las escenas del principio y final del juego (el cual, como siempre, no os voy a destripar) son muy marchosas, se aprovecharon muy bien los dos chips de sonido que poseía la consola, aunque como casi siempre, se mejoraron en la segunda entrega.
Se merece un 88 sobre 100

JUGABILIDAD: Es un título muy jugable, divierte desde el primer momento que lo enganchas a la consola. Lo que sí es cierto es que puede resultar tedioso si nos caemos una y otra vez a niveles inferiores o si no conseguimos encontrar la salida del escenario tras haber buscado por todos los rincones del mismo. De todas formas, los jugadores pacientes sabrán sacarle el máximo partido, es un juego para disfrutarlo tranquilamente durante toda una tarde. Está en inglés (un inglés bastante coloquial, debo añadir) y el mayor problema que le veo es que no se puede guardar la partida ni existen passwords que nos permitan continuar desde un punto determinado la próxima vez, por lo que hay que pasárselo del tirón (de ahí lo de "disfrutarlo tranquilamente toda una tarde").
Le voy a dar un 91 sobre 100.


REJUGABILIDAD: Generalmente, los títulos que son más repetitivos suelen ser más rejugables que los demás, por el mero hecho de que los tenemos grabados en nuestras retinas y oídos. Invita a ser jugado una y otra vez y cuando pasan los años, se recuerda con una sonrisa. Las pantallas son suficientemente extensas como para no acordarnos de su desarrollo y si además disfrutamos a menudo del Random World, sabremos que nunca jugaremos la misma partida, con lo que la rejugabilidad está asegurada.
Creo que en este apartado debe tener un 93 sobre 100.

Recapitulando todas las notas:

GRÁFICOS:.............79
SONIDO:................88
JUGABILIDAD:.........91
REJUGABILIDAD:......93
TOTAL:..........91

Pocos títulos RETRO son tan originales como Toe Jam & Earl. De una idea simple sale un juego verdaderamente divertido y con unas cuantas horas de entretenimiento. Si sois lo suficientemente tranquilos vais a descubrir uno de los mejores juegos que surgió en Megadrive en sus primeras épocas. Si por el contrario buscáis acción pura y dura, dedicaos a títulos más actuales como Infamous o Brink. Para disfrutar de él tenéis que estar buscando algo diferente a lo que hayáis probado, y este juego lo es.

2 comentarios:

  1. Jajajajajaja que bueno, es uno de los juegos a los que estuve jugando, cuando por culpa de este blog volví a sacar la megadrive del armario.
    Me encanta, es buenísisisisisisisimo, yo tengo la II parte, en la que vas capturando a los humanos, que se han colado en el planeta, mediante botes de cristal. Es divertidísimo, me pasaba horas con mi padre jugando, él era Earl y yo Jam ^^

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  2. Yo disfruté mucho de este juego, aunque reconozco que también me gustó más la segunda parte. Cómo disfrutaba de esos duelos de funky... Y lo de meter a los humanos en tarros de cristal, ¡qué grande!

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